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YO SIEMPRE CREÝ QUE LOS DIPLOMßTICOS ERAN UNOS MAMONES
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Memorias
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Las memorias de Inocencio Arias. Una emotiva y francamente entretenida -en muchos momentos tronchante- evocación personal que gustará a todos los amantes de las biografías y de nuestra historia reciente.
«Yo siempre creí qu... Seguir leyendo
Las memorias de Inocencio Arias. Una emotiva y francamente entretenida -en muchos momentos tronchante- evocación personal que gustará a todos los amantes de las biografías y de nuestra historia reciente.
«Yo siempre creí que los diplomáticos era unos mamones...»
Así comienzan las mordaces memorias de Inocencio Arias, el diplomático que ha sido un testigo privilegiado -y, a menudo, actor- de las relaciones exteriores en la España de la Transición y la democracia. Un libro personal, lleno del humor, la franqueza y la honestidad que caracterizan a Chencho, en el que desgrana su carrera diplomática y nos descubre los hitos más importantes de la historia internacional de los últimos años y del quehacer diplomático.
El autor se acerca a los delicados momentos de nuestra posguerra, a los porqués de su elección profesional y a su evolución como personaje muy cercano a las relaciones exteriores de nuestro país. Una crónica escrita sin pelos en la lengua, plagada de anécdotas sobre sus devaneos con la política, el cine, el fútbol y sus encuentros con multitud de personajes conocidos.
Índice:
1. Caerse del caballo.
2. Guerra funesta y posguerra con algunos colores.
3. Calle mayor.
4. El mítico Che mete la pata.
5. La orgullosa Argelia.
6. Conspiración.
7. La entonces sacrosanta transición.
8. El breve e ignorado Calvo-Sotelo.
9. La fulana de la OTAN me contaminó.
10. Subsecretaría.
11. El palco del Bernabéu.
12. ¿Sirve para algo la ONU en el siglo XXI?
13. Clinton retoza en el Despacho Oval.
14. De lo peligroso que es estar en el Consejo de Seguridad.
15. Los pseudofamosos.
16. Oda final.
Reseña:
«Es un libro equiparable al personaje que los protagoniza: extraordinariamente atractivo y brillante, inquieto, popular, agudo y repleto de bonhomía. [...] El anecdotario de una carrera que da mucho de sí es un inagotable atractivo del libro. Un libro escrito con pajarita. Que no con inocencia.»
Carlos Herrera, XL Semanal