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La "Segunda parte del Lazarillo de Tormes" (Amberes, 1555) ha vivido secularmente bajo sospecha. La tardía continuación escrita con el mismo título por Juan de Luna en el siglo siguiente optó por seguir el modelo "realista" de sátira religiosa y social de la "Primera parte", y decidió, en función de esa elección estética inicial, leer la auténtica "Segunda parte" de 1555 desde una perspectiva crítica sesgada, rechazando su planteamiento imaginario, basado en la combinación del "relato de transformaciones" derivado de Ovidio, Apuleyo y Luciano (Lázaro transformado en atún) y del "relato alegórico" (el mundo islámico del agua frente al mundo cristiano del vino). Por otra parte el texto mismo, desatendido en su tratamiento filológico, se ha transmitido con evidente deterioro tanto en su fijación como en la atribución de su autoría. Esta edición, para abordar el problema global de la "Segunda parte" de la historia de Lázaro de Tormes, se replantea algunas cuestiones de tipo filológico y crítico, que demuestran la errónea y constante transmisión editorial.