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Una novela coral, con muchos personajes. La obra dibuja todo un panorama de la España de posguerra en un medio rural, con los maquis afincados en la montaña, un cura siniestro y un niño asustadizo, hijo de padres republicanos, que cree haber visto al diablo a las afueras del pueblo. A través del relato de este niño, que cuenta en primera persona sus vivencias en el pueblo, su relación con sus padres y con la chacha, Celsa, una mujer siniestra, que le mete el miedo en el cuerpo, conoceremos la infancia y educación de entonces, la escasez de alimentos, el extraperlo, la vida de los maquis, la intolerancia eclesiástica…en fin, el negro panorama de la España fracturada, pobre y miserable de entonces. Pero el relato interior del niño se entrecruza con los diálogos de su padre y madre, preocupados por su salud, por la influencia de la nefasta Celsa, y por la presencia agobiante del no menos terrorífico cura. Se trata de una pareja republicana que ha venido a cobijarse en este mundo rural y que trata de vivir sin molestar demasiado, a pesar de que una pareja de la guardia civil ronda su casa todas las noches, creyendo que están ocultando a los maquis. Paralelamente a los terrores del niño, nuestro verdadero protagonista, se sucede un asesinato, la muerte de un maquis a disparos en el monte, hombre que confunden con su tío Arsenio, de viaje para traer de contrabando un saco de harina para hacer pan. Junto a este asesinato, que planea a lo largo de toda la novela, nuestro protagonista contempla las diversas manifestaciones del diablo que se suceden a su alrededor: a la hija del dentista le da un ataque epiléptico, una anciana del pueblo muere a manos de unos asaltantes y él, enfermizo, y con una imaginación desbordante, cree ver al diablo encarnado en un macho cabrío a las afueras del pueblo (de ahí, el título, Las cabras del diablo). El miedo le hará perder la voz, y se negará a pronunciar palabra durante días, así que conoceremos la historia tan sólo a través de su mente, de sus pensamientos y temores. Al final, se dará cuenta de la verdad, aquel macho cabrío formaba parte de un conjunto de cabras que tenían los maquis en el monte: la sugestión, el ambiente mísero del pueblo, el catecismo que lee a escondidas de sus padres (pues son republicanos), la presión del cura y del resto de la sociedad, han creado sus miedos.