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Ésta es la tercera pieza del gran edificio de la contrahistoria de la filosofía que Michel Onfray levanta a contracorriente de los manuales al uso, después de haber sacado a la luz a los «proscritos» y los «malditos» de la historia racionalista, idealista y cristiana de la Antigüedad y la Edad Media: los materialistas y los hedonistas. En Los libertinos barrocos se ocupa del siglo XVII francés, deconstruyendo los mitos y las leyendas de la historia oficial y descubriendo una constelación de «libertinos barrocos», los protagonistas de una importante revolución. Defienden un pensamiento inspirado en el relativismo y el perspectivismo, son partidarios del nuevo modelo científico, escépticos en materia de religión, que no desdeñan del todo, pero que matizan y reivindican la plena libertad filosófica, que combinan con su apoyo a la moral epicúrea y el sensualismo. «Un documento capital. Por fin aparece una historia de la filosofía que evoca los “continentes” perdidos y aborda la filosofía bajo el ángulo de la felicidad y el hedonismo antes que de la razón y la metafísica» (François Busnel, Lire).