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Se le veía venir. Esta es la frase más repetida por sus allegados nada más preguntarles por Francisco Román Alarcón Suárez. De niño, cuando desafiaba a adolescentes diez años mayores que él, la gente se paraba a verle jugar en la plazoleta de Arroyo de la Miel. Ahora, ese mismo niño es capaz de poner en pie al exigente público del Santiago Bernabéu. Su fútbol se forjó en la calle, se esculpió en Valencia, explotó en su Málaga natal y lleva camino de marcar una época tanto en el Real Madrid como en la selección española. Es un artista del balón. Es como estar con Morante, Enrique Ponce o El Juli, uno se viene arriba, asegura Joaquín Sánchez. Su camino hacia la elite no ha sido sencillo. Cuentan que el conjunto blanco desestimó incorporarlo a sus categorías inferiores porque tenía unos kilitos de más. Aquel chiquillo que quería jugar cedido en el Valencia para dejar entreabierta la puerta del Atlético Benamiel, el mismo que estuvo a punto de abandonar Paterna porque echaba de menos a su familia y amigos, es hoy el chico de oro. El Golden Boy 2012, el mejor futbolista de Europa menor de 21 años. El prometedor arranque de Isco con el Real Madrid mejora el que en su día tuvieron Özil, Kaká, Sneijder o el mismísimo Zidane. El francés le convenció para que diera calabazas al City de Pellegrini y se convirtiera en uno de los ídolos de la afición madridista.