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GIN-TONIC PARA MAMA DIARIO DE UNA MADRE
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Martes 8 de septiembre
Primer día de cole. Este año, lo del colegio de los niños lo voy a clavar al cien por cien. ¡Yo puedo con lo que sea!. Sí, este año va a ser sin duda mucho mejor no voy a gritar a los niños, ni que se atiborren ... Seguir leyendo
Martes 8 de septiembre
Primer día de cole. Este año, lo del colegio de los niños lo voy a clavar al cien por cien. ¡Yo puedo con lo que sea!. Sí, este año va a ser sin duda mucho mejor no voy a gritar a los niños, ni que se atiborren de patatas fritas o que se pasen el día enganchados a la Tablet. Sobre todo y por encima de todo no me dejaré caer rendida en el sofá a última hora para trincarme de golpe el vino que serví a las seis de la tarde y que no he tenido oportunidad de beberme hasta ahora mientras murmuro «¡Qué asco de vida!» repetidamente mientras mi alma se marchita poco a poco.
Sí, no hay duda de que este año va a ser mucho mejor, seré mucho más organizada. A ver, aún no he tenido tiempo de comprar las fiambreras ni el minimalista vestuario básico, y tendré que tomarle el gusto al té verde (me parece asqueroso), y aún no le he pillado el truquillo a lo del lápiz de ojos elegante y ligero ni a lo de hacer trenzas, pero tengo la serena convicción de que esos no son más que meros detalles dentro de mi gran plan maestro
Bienvenidos al mundo de mamá...
A papá le gustan los artilugios; al pequeño Peter y a la pequeña Jane les gusta provocar incendios, intentar matarse el uno al otro y hacer que mamá tenga que tomarse unas copas; y lo que necesita mamá es tomarse un descanso y desconectar...
Mamá ha cumplido 39 años. Lo que ve ante sí es un deprimente futuro lleno de invitaciones a asistir a clases avanzadas de yoga, y de educadísimos clubes de lectura donde todos afirman estar «contentillos» tras una copa de vino.
Pero mamá no quiere adentrarse en ese crepúsculo de mujeres con peinados sensatos que «viven para sus hijos», que compiten en el cole contándose los logros de sus retoños y que alardean de sus más recientes vacaciones; qué va, lo que hace mamá es agarrar una buena copa de vino y mascullar «¡Qué asco de vida!» una y otra vez. Hasta que recuerda la fantástica idea que se le había ocurrido...