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Los diccionarios suelen advertirnos de que las para-dojas (del griego parádoxos, «contrario a la opinión común») son razonamientos aparentemente válidos que conducen a conclusiones absurdas. Nacidos del placer que los antiguos griegos extraían de sus continuas disputas verbales y su gusto por la contradicción y el debate intelectual, estos desafíos lógicos y filosóficos representan, según el autor de este estimulante libro, un acceso privilegiado a las preguntas fundamentales de la historia del pensamiento. Y ya se sabe que la mejor filosofía es la que nos llena de preguntas, no de respuestas. Una buena paradoja tensa al máximo nuestra imaginación y nuestra razón, y nos enseña así a ver el mundo con otros ojos.Con rigor y erudición, el profesor Roy Sorensen describe los entresijos de la extraña carrera en que se vieron envueltos Aquiles y la pertinaz tortuga; aborda las disquisiciones medievales sobre si Dios puede o no crear alguna entidad que le supere a él mismo en potencia –con lo que Dios, omnipotente por definición, podía dejar de ser Dios–; explica las antinomias kantianas relativas al espacio y el tiempo –si el tiempo pasado es infinito, ¿cómo hemos podido llegar hasta el instante presente?; si el tiempo ha comenzado en un instante cualquiera del pasado, ¿qué había antes del tiempo... sino más tiempo?– o nos conduce por los laberintos mentales que, para iluminar la realidad, idearon pensadores tan heterodoxos como Lewis Carroll, Ludwig Wittgenstein o Bertrand Russell.